miércoles, 19 de abril de 2017

EL USO DEL LENGUAJE OBSCENO 
EN LOS ADOLESCENTES

Por: Nilse Ximena Vargas Pérez
Psicoterapeuta de adolescentes

"Es horroroso el lenguaje que usa con sus amigos -expresa Lidia, la madre de Azul, su "niña de 13 años". en alguna parte del camino la perdí, no logro reconocer a ésta chica que con tanta vulgaridad y facilidad habla de sexo con chicos mediante el whatsapp".

"Todo es broma, -dirá Azul- es "nuestra forma de  hablar", no quiere decir que yo "vaya a hacer eso que digo", pero es que "así hablamos nosotros", es parte de una especie de código propio de adolescentes, no sé explicar, hasta hace un año no hacía eso, pero empezamos a jugar con mis amigas a hablar de sexo y lo hacemos con los chicos, nos burlamos, lo decimos y no pasa nada".

Un/a terapeuta , que trabaja bajo el modelo de la TSB (terapia sistémica breve) por lo general no irá a buscar mucho las "razones" de este mencionado "mal comportamiento" por los padres. Se procura a partir de la ALIANZA TERAPÉUTICA establecer opiniones positivas de los padres sobre sus hijos, qué hace su hijo/a de positivo aparte de esa situación que les genera ansiedad, y se busca que ellos puedan explicar una "narrativa" de el ciclo de vida de su hijo/a adolescente en torno a lo "mejor" que mostró como hijo/a. También por supuesto, se usan escalas de valoración para identificar sus roles de padre y madre y el tipo de comunicación desarrollado con el hijo/a antes de que se despliegue el denominado "problema".

Por su parte, las sesiones con la adolescente también connotan la búsqueda de los aspectos positivos y valiosos que fue desarrollando como parte de su personalidad en el transcurso de su vida -hasta hoy- y la mirada que tiene de sí en este momento.

Buscar soluciones más que "problemas" en las sesiones familiares lleva a encontrar más recursos en la familia, fundamentalmente cuando se ingresa a  la adolescencia, cuando la línea generacional se muestra tan dispersa y contraria y cuando "por algún pequeño error de comunicación" se podría desgarrar la relación afectiva y la confianza mutua.

Es evidente que la realidad social del adolescente de hoy es ésta que plantea Azul, sin embargo, un método terapéutico respetuoso genera de manera natural una mirada interna a aquello que son sus valores incambiables, y a que pueda simplemente replantearse ésa lectura de "lo normal" entre adolescentes diferente de "lo común". 

Azul observa su conducta, pero más allá de ella, evalúa su relación consigo misma y con su familia, muchas son las estrategias usadas acorde al caso (terapia narrativa, estratégica, centrada en soluciones y la diversidad de herramientas de trabajo), que hacen exitosa la terapia, que logran algo más valioso que simplemente "hacer que deje de hablar obscenidades", va a la recuperación de confianza, a la necesidad de identificar que la autonomía y el derecho de cierta privacidad es parte del mundo del hijo adolescente, aceptar que asume riesgos y debe contar con el soporte familiar para manejarlo y que parte de ese soporte implica la preocupación y el respeto a ciertas normas de la familia. Es un esfuerzo mancomunado por salir de "ese lugar".

Azul explica: "Yo me doy cuenta que mi lenguaje hace pensar que no respeto mi cuerpo, que pareciera que no respeto mi sexualidad, pero tengo sueños, ideales, quiero que mi primera vez, cuando tenga sexo...digo relaciones sexuales, sea segura, cuando yo me sienta preparada y ahora no lo estoy, juego a  hablar de sexo como si fuera experta y tal vez no evalué la imagen que pude causar, pero sé cómo soy y eso es por mis padres y por mí cuando estoy sin ellos".

"Fue aterrador imaginar a "mi niña" haciendo cosas así -dirá León, el padre de Azul- les educamos con valores, pero si algo aprendí en la terapia es que "ya es hora de ver a mi hija como una jovencita en desarrollo, no es ya mi niña, y la juzgamos duro, se alejó, lo último que queremos es alejarla, desearíamos comprenderla y ser comprendidos por ella, por eso acudimos a terapia".

La individualidad, recorrer los caminos de los éxitos familiares más que la evaluación de problemas , contribuye a que "este evento" sea uno más en las fases del ciclo vital familiar. Ningún padre debería juzgar cuando su hijo o hija presenta este tipo de situación,  (en el uso del lenguaje, en acciones de riesgo como el consumo de alcohol) , más sí debería temer que sus acciones restrictivas, desesperadas, a veces torpes, cierre el círculo de confianza y aleje al hijo o hija, corriendo el riesgo aún de afectar el vínculo afectivo; es por ello que siempre será recomendable, acudir a solicitar ayuda de una especialista, porque en el camino del ser adolescente, todo es búsqueda de experiencia, de identidad, de emociones diferentes y en ello, es sólo ver que prevalezca su ser individual entre el grupo de pares, por supuesto, ser constituído en el núcleo familiar. 

PSICOTEENS se encuentra ubicado en Cochabamba- Bolivia, en la calle Tumusla esquina General Acha, Edificio Jhulises, piso 2, telf. 4505227 o al celular 76925750 para recibir atención familiar o individual en temas de adolescencia.

domingo, 26 de marzo de 2017

NUNCA ESTARÁS SOLA

Por : LPSI.ESP. Nilse Ximena Vargas Pérez
PSICOTERAPEUTA DE ADOLESCENTES

"He vivido siempre encerrada, sintiéndome sola y sin saber cómo pasar mi tiempo al lado de alguien; mi padre trabajaba todo el día y me dejaba bajo llave todo el tiempo, mi madre se fue cuando tenía 4 años y por años no supe nada de ella.... aprendí a saber cómo usar mi tiempo, veía tele, jugaba sola, y me volví muy introvertida".

Ella tiene 17 años, me busca por cuenta propia debido a que quiere aprender a "dejar de sentirse tan sola", casi toda su infancia estuvo bastante protegida por el padre quien por su edad no solía compartir actividades lúdicas con ella, sin embargo fue quien le enseñó a leer, la orientaba mucho con las tareas y la  llevaba a parques aunque él no jugara mucho con ella.

Una de las situaciones que más destacan en cada adolescente que acude a consulta, suele ser la tendencia a contar una historia "oficial" que está plagada de sufrimiento, de ansiedad y de reproches a sus progenitores. 

Los terapeutas que trabajamos bajo el modelo de la Clínica Sistémica, tendemos a procurar buscar "otras historias" detrás de aquella "historia oficial", a las que denominamos "las historias extraordinarias", que son aquellas que cada chica, cada joven tienen en las que ellos lograron superar eventos aún estando solos, donde hay recuerdos sumergidos en el olvido que tienen connotaciones positivas que fueron evadidas en virtud de que sus historias están refugiadas en el ámbito de la victimización.

"Vamos Lía, -le digo- mira lo que hay atrás de lo que me cuentas, ¿en verdad fue tan terrible la vida al lado de tu padre?, ella piensa un buen rato y empieza a llorar bajando la cabeza, ¡No!, -expresa- ¡no!, -repite con fuerza pero sin gritar-, sé que éso fue lo mejor que pudo hacer, estábamos tan solos los dos, él mayor y luchando por darme lo mejor, sólo me encerraba cuando iba a trabajar, supongo que tenía miedo de que me pasara algo y por éso era ésta su forma de protegerme"......

Quedarse anclado a las "historias oficiales" y no hacer nada más que culpar a los demás, no contribuye en logros terapéuticos eficientes ni efectivos cuando se trabaja con adolescentes. Cada uno, cada una tiene un sinfín de posibilidades de revisar su historia y encontrar otras mejores escondidas y sacarlas a luz, entre ellas se destacan la recuperación de los roles paternos y sobre todo, los recursos personales que sacaron su vida hacia adelante.

"Me volví muy activa diseñando cosas en mi casa, buscaba programas de tele que me hicieran mucho bien, y aunque en la escuela era tan tímida, pude lograr tener amigos porque a veces me proponía hacerlo y lo lograba..... lo cierto es que, aunque ya me acostumbré a estar sola, sé que puedo llegar a ser sociable si me lo propongo".

Salir del discurso victimizante y encontrar la mejor relación que un adolescente podría tener en la vida: CONSIGO MISMO/A es la mejor forma de intervenir en una terapia, de modo que lo que se viene desplegando después en las sesiones son conductas evaluadas y replanteadas en un proceso muy peculiar propio del enfoque sistémico, que no requiere ser largo y tedioso, que no apunta a mantener la angustia, pero que ayuda a generar mejores formas de enfrentar la vida de cada una, aún teniendo 17 años.



Lía ha tomado el tiempo determinado en la terapia de sesiones vivenciales muy prácticas tal cual es el estilo de ser de ella, "ya no estarás sola", eso acabo de escribir en la carta terapéutica que usted me sugirió redactar para mí misma, "ya no estarás sola" me digo, porque sé que tengo mucho aún que hacer por mí, siempre lo hice en realidad y tengo mucho que agradecer a quienes estuvieron a pesar de todo, he renegado y odiado sin razón, no me dí cuenta de que me había anclado en una historia enferma y distorsionada, además quisiera contarle algo: ahora soy yo quien "saca" a pasear a mi papá, está más mayor, pero le converso y me cuenta cosas que no sabía, algo diferente está naciendo en mí hacia él, me gusta esa sensación de cuidar y creo que soy alguien que puede "querer".

lunes, 27 de febrero de 2017

CELOS TODO EL TIEMPO

Por: LPSI. Nilse Ximena Vargas Pérez
ESPECIALISTA EN ADOLESCENTES

"Es absurdo mi comportamiento....me lo digo una y otra vez, pero no puedo evitarlo, ayer acabé de armar otra "escenita" pero ésta vez lo perdí para siempre". expresa Lucía en medio de un torrente de lágrimas.

Ha sido así toda su infancia y aún ahora que tiene 22 años tiende a relacionarse con sus amigas y sus parejas del mismo modo: posesiva, dominante, insegura y sobre todo celosa, ésta es la forma en la que se autodefine, agregando que esto no es lo que complica su vida tanto como la expresión de ésta forma de ser: la agresividad.

Comenta que desde niña golpeaba a sus hermanas si éstas la ponían en segundo lugar, y con sus amigas era totalitaria, y si alguna tenía la ocurrencia de relacionarse con otra amiga ella la "ponía al hielo" o dejaba de  hablarle para siempre. Pero lo peor que expresa haber descubierto de sí misma es su forma de comportarse y "ser" con sus parejas, es tal la inseguridad que siente una vez que se enamora que poco a poco les va privando de la libertad y controlando sus acciones cotidianas, además de estar todo el tiempo celosa y agresiva.

"Estoy enferma", "necesito ayuda"

En las sesiones de terapia con adolescentes o jóvenes con este tipo de dificultad se puede observar que casi todo el discurso de ellos o ellas gira en torno a la autodescalificación, el autoreproche y a una mirada interna carenciada de sí (el enfermo, la enferma),  y cuando se pide que puedan lograr identificar algún concepto positivo de sí se quedan prácticamente en blanco pues pareciera que nunca pudieron mirarse de otro modo que no sea éste.

Hay una diversidad de formas en las cuales se trabaja en psicoterapia cuando aparecen este tipo de dificultades, una de ellas puede ser quedarse prendido a la queja y procurar "ayudar a cambiar" eso que la persona llama "su forma de ser", esta perspectiva lo que hace es trabajar desde la mirada "curativa" del especialista en salud mental que mira al enfermo y trata de curarlo de su dolor o de eso que lo aqueja.

Cunado trabajamos desde un enfoque centrado en la persona, por tanto, su caudal inmenso de potencialidades, capacidades, la diversidad de experiencias de vida favorables al margen de las desfavorables, la cantidad de aspectos valiosos e importantes que logró obtener en el transcurso de su vida; entonces, éste tipo de discursos que reflejan una imagen victimizada, enferma, carenciada, pasan a segundo plano porque se procura llevar a  la persona a una re-lectura de su vida, una forma profunda de mirar su interior y encontrar lo mejor de sí; y de hecho, surge de a poco, hasta que un día emerge total una persona con un concepto diferente de sí.

Sólo entonces se evalúa aquella historia por la que vino a consulta. 

Lucía despliega una historia donde recuerda que le gustaba compartir con todas sus hermanas, que quería tener muchas amigas, que cuando estaba en la pubertad soñaba con tener un novio que la dejara ser "ella misma" , un ser que define como alguien alegre, sociable, natural, libre de ataduras, porque había observado otras familias y veía que en su casa aquello ocurría no con sus padres, que el padre era celoso y evitaba surgir a la madre. Por tanto se había apropiado de ella la inseguridad, el no poder responder a su propio deseo de "saber ser libre" y por eso había ido viendo que ella se volvía insegura.

Al mirarse nuevamente descubre que ella ama la libertad de sus hermanas, de sus amigas, de sus parejas, porque en realidad ella es así: libre, afectiva, segura de sí, pero está ese "lado oscuro" que la forza a tener este tipo de conductas. ese lado que la identifica al padre, que la hace querer ser así. 

Por tanto, las sesiones en terapia abarcan más que dimensiones de análisis, varias acciones precisas de cambio. ¿Se curan los celos?,  ¿se puede decir que una persona celosa es enferma?, por supuesto que si nos enfocamos en "etiquetar" la conducta como tal (enferma) será más dificil, pero si se lleva el camino a mirar a la persona más que a la etiqueta, veremos que no hay persona enferma, que no está enferma de celos, que no adolece nada que no sea la distorsión de su forma de mirarse, de mirar su vida y su alrededor y que al cambiar su perspectiva sobre sí aquel "problema" se irá yendo simplemente.



En terapia se trabajan diversidad de acciones, se asignan actividades, se escucha a aquella persona que en tanto cliente no es un paciente y se acompaña a esta persona en ese recorrido exitoso de descubrirse a sí mismo que lo llevará a abandonar aquel camino de dolor que un día lo/la trajo a solicitar ayuda psicológica.






viernes, 20 de enero de 2017

SI PUDIERA DECIRLES
-un tema sobre la falta de autoridad de padres-

Por: Nilse Ximena Vargas Pérez
PSICOLOGA Y PSICOTERAPEUTA DE ADOLESCENTES

¿Recuerdas Nilse cuán mala era cuando me conociste a los 13 años?, me dice con afable mirada, me conocían como la "bullinera" del cole te acuerdas?.... y cómo disfrutaba siendo la "mala" que sentía "placer" al dañar a los niños más chicos o esas chicas que consideraba "absurdas"..... mira cómo cambié gracias a "ella", suspira, y la afable mirada se torna triste y melancòlica.

¡Oye niña!, respondo, si mal no recuerdo, fuiste tú la que ayudó a que todo el colegio le diera el lugar que necesitaba, fue tu coraje y valentía desde ese día que decidiste "buscarme" y empezar a hablar sobre tí misma, de hecho, fue el conocerte a tí misma lo que hizo que la conocieras a ella y te empeñaras en darle el lugar que merecía, que merecían ambas en realidad. Liz toma mi mano, me abraza fuerte y siento ese pequeño sollozo que casi, casi había olvidado, la estaba viendo después de 5 años, una bella joven, alta, firme, segura de sí, que durante los últimos 3 años venía dedicando su vida a obras de servicio social y humanitario.

La conocí luego de un terrible incidente, había sacado una patética fotografía a una niña con cáncer de su curso, que tras la quimioterapia venía con peluca al colegio, aquella mañana Liz la convenció de ir al baño juntas para ayudarla a peinar la peluca y ponerla más lisa, le había dicho que se vería más bonita, en el baño la esperaba otra chiquilla que sacó fotos cuando Liz le pedía a Sofía que se sacara la peluca para peinarla mejor; ambas sabían que Sofía jamás se quitaba la peluca, y cuando las fotos aparecieron en la red social con memes y burla de todo aquel que comentaba y reía Sofía estuvo a punto de quitarse la vida.

Liz había sido suspendida y si no la expulsaron fue porque era pariente del Director, no obstante, después de haber realizado clases y talleres sobre bullying todo el curso se volvió contra Liz y la hicieron a un lado por primera vez en muchos años. Fue así que cuando vino a mí, era una niña destrozada, culpable, llorosa, irónica y autoagresiva y sólo quería que la ayudara a enmendar el hecho.

En la clínica psicológica con adolescentes se busca que ellos puedan identificar el tipo de  personalidad que vienen desarrollando, las situaciones de riesgo que atentan contra su integridad humana y personal, por lo que poco a poco se van desplegando situaciones de vida y aspectos que permitieron el crecimiento de ciertas conductas fuera de lugar, -en éste caso del bullying-  decimos  que se enmarcan en el plano de  las conductas perversas con riesgo de convertirse en psicopáticas.

Liz despliega una historia de extrema sobreprotección, carente de normas, donde recibe todo lo que pide sin reparo, todo, todo, excepto normas, límites, valores y sobre todo amor, al menos, no amor verdadero, ése que se basa en seguridad y normas. Ambos padres pasan fuera de casa todo el día, llegan muy tarde cuando los hijos duermen, y tampoco están con ellos fines de semana porque el trabajo nunca deja de ser. Tampoco hay discusiones ni peleas, los padres prácticamente ni se ven, Liz supone que sus padres hace mucho que dejaron de amarse y ser pareja. Las conductas perversas son lo único que logra hacer que ellos sean citados en aquel colegio de clase alta, donde reciben amonestaciones y tras lo cual no logran normar a su hija que siempre se victimiza y muestra a sus padres que ella "no es comprendida", frente a los cual los padres la vuelven a cubrir y llenar de cosas. 

Padres culpables, padres permisivos, padres incapaces de poner límites, hijos abusivos, dominantes, manipiladores, demandantes......¡¡¡pobres padres, pobres hijos!!!. Esta realidad que crece y crece ahuyentando en nuestros niños y jóvenes la función paterna, la normatividad. En lugar del afecto buscan el placer desmedido y el huír de la frustración.

Pero Liz salió de aquel lugar sola, al darse cuenta que su maldad se desbordó, cuando se confrontó con el dolor y lágrimas de Sofía que en el hospital le preguntaba ¿porqué?, y el rol cambió, Liz era quien se atormentaba por sus acciones, evocando una a una cada terrible conducta anterior, hasta que finalmente, las sesiones dieron lugar a recuperar su valor humano, a evaluar quién quería ser a pesar de que sus padres siempre la encubrirían. Mis padres nunca creyeron lo mala que era, para ellos soy su ángel a quien tienen envidia los demás, ¿porqué?, si pudiera decirles ....lo malvada que fui, si pudiera gritarles las veces que habría preferido tener menos a cambio de un poco de tiempo de ellos, si pudiera aún decirles que sin querer provocaron que sea ese horrible ser.

Liz redimío una a una sus acciones, disculpándose por aquí y allá con cuanto niño y niña maltrató y un día, decidió hacer una colecta para que ayudaran a pagar las sesiones de quimio de Sofía (que era becada en el colegio), la ayudó a estudiar, vendió  su pelo para que le hicieran una peluca y pasaba más tiempo en casa de Sofía quien poco a poco venció la enfermedad.

La psicoterapia con adolescentes con rasgos perversos funciona cuando aún la norma se puede implantar, cuando aún la culpa y verguenza que son los diques psíquicos que ayudan a conformar una personalidad más regulada pueden implantarse, sesiones con carga normativa y  afectiva, donde se cuestiona y se busca implicancia subjetiva, donde la responsabilidad por "mis acciones" surge paulatinamente y genera dolor, pesar y deseo de resarcimiento.

EN PSICOTEANS trabajamos así, mucho mejor si la familia colabora, pero si fuera el caso de que como con Liz la familia no ayuda, igual la terapia continúa con el simple deseo de "cambiar" del adolescente, con su deseo firme de ser una persona que se ame y respete para luego amar y respetar al prójimo.

PSICOTEANS atiende en Cochabamba-Bolivia (Calle Tumusla esquina General Achá), edificio Jhulises, piso 2, telf. 4505227-76925750 .



viernes, 13 de enero de 2017

¿QUÉ CON LA MARIHUANA?

Por: LPSI. Nilse Ximena Vargas Pérez
Especialista en adolescentes

"Nada malo pasa si fumo marihuana, leo sobre éso y tiene muchos beneficios..... es imposible entender porqué mis padres no lo pueden ver así, mi padre echó su grito al cielo y mi madre me dijo que me va a botar de casa si continuó fumando, es un porro ves?, nada más".

Este es Richi, el chico de 17 que fue sorprendido en el colegio cuando llevó marihuana y llamaron a la FELCN (unidad de control de drogas) y ellos lo sacaron del colegio y este lo expulsó porque así dice el reglamento educativo en la escuela secundaria.

Pero a Richi no le importa, él se reúne en la plaza Colón en las noches y ahí fuma con sus dos mejores amigos uno o dos porros de marihuana, aprendio a conseguir la droga, un tiempo quiso tener su planta en casa pero su padre la botó, y ahora es mucho más riesgoso aún, se compra la bolsita y prepara en su casa su propio cigarrillo. Cuando la FELCN encontró la bolsa en su mochila se salvó porque fue una y sólo lo recomendaron, él sabe que si había más lo habrían investigado y pensado que era traficante.

Sus padres le han dado un ultimátum: "o hace terapia se va de casa". Richi sonríe con sarcasmo, es una forma usual de comunicarse pues siente que sus padres "no merecen respeto y son gente hipócrita", descubrió que su padre desde que él era un niño asistía a burdeles y tal vez hasta es homosexual según su hermana Fiona, que la madre prefirió ocultar el secreto por no perder la seguridad económica que él les da y que entre ellos no hay relaciones maritales desde el nacimiento de el último hermano que hoy tiene 11.

Fumar me relaja, "me saca de la onda de los problemas e hipocresía de mi casa", me vale un bledo, si tengo que dejar la colilla botada en el baño lo hago, al menos no soy tan hipócrita como mi padre y mi madre hecha a la correcta...já", expresa y cruza su pie sobre el otro mientras se bota en el sillón.

Las sesiones no anudan en indagaciones sobre su "terrible" infancia según él, es más que eso, es comprender que él responde a pautas aprendidas en un sistema familiar donde las reglas se violaron desde su infancia, donde las personas se mienten y fingen creerse y él dio el paso decisivo, "ser el descarado" de la casa que desenmascara la situación familiar.

Las sesiones individuales son unas y allí se desarrollan aspectos internos que lleven a Richi a la reflexión de sus acciones y los efectos para sí, las sesiones familiares permiten establecer un espacio donde las personas se puedan mirar y formular preguntas al interior de la familia, el punto es evaluar la posible validez y fortaleza de este sistema familiar, un dia, el padre expresa su identidad sexual, otro día la madre expresa que no aguantó por le dinero sino porque siempre creyó tener un esposo desvalido a quien cuidar y ella siempre fue designada a cuidar desde su infancia, no sabe hacer otra cosa.

Richi escucha, cambia sus opiniones y juicios de valoración o crítica, descubre que su sistema familiar tiene aspectos que valorar, todos lo van descubriendo, aún piensa que fumar le gusta, pero expresa: "es por placer", "ya no requiero enturbiarme y olvidarme", tal vez lo deje.

La psicología no apunta a aconsejar ni hacer que el síntoma desaparezca de inmediato, menos a trabajar la aparente culpa del paciente designado, se trabajan todos los aspectos que conciernen a los sistemas (individual, familiar, parental, conyugal, grupal), por supuesto, así trabajamos quienes somos terapeutas de familia sistémicos y atendemos a familias de adolescentes a quienes llamamos "la familia adolescente" y a los adolescentes en sesiones privadas y familiares.






martes, 27 de diciembre de 2016

MIGUEL NO QUERÍA MORIR

Por : LPSI. Nilse Ximena Vargas Pérez
Psicoterapeuta de adolescentes

Cuando despertó en aquel hospital Miguel no lograba aún identificar qué fue lo que acababa de ocurrir; un médico residente en Gastroenterología lo estaba revisando, yo era la  Psicóloga en aquel tiempo; y él me miró,  de aquel modo en que me miraba un médico cuando sabíamos que alguien iba a morir: evidemente, aquel adolescente de 15 años se había tomado casi un galón de un litro de gramoxone, aquel veneno que usan en el campo para eliminar plagas.

Un gesto al interno, como señal de que me dejara solo con aquel niño, y él  salió moviendo la cabeza , sentada, en la esquina de la cama pregunto: ¿Cómo estás Miguel?, "me duele mucho, qué me pasó?, ¿no recuerdas aún?, murmuro, ¡¡¡mjjj!! ... "estaba enojado", me había peleado con mi padre porque recién falleció mi mamá y ya lo ví con otra mujer", -¡ayyyy!, ¡duele demasiado!, me quema por dentro-, estaba furioso, le reclamé y peleamos, ¡necesito quien me cuide! dijo mi padre, ¿y yo?, -le dije- ¿y yo?.... y me fui con enojo al campo, a cuidar el cultivo, pero vi el bidón y me tomé, quería que se asuste y vea qué puede  pasar si muero. ¿Quisiste morir?, pregunté, ¡¡NO!!, sólo quise asustarlo, bueno,  ese rato tal vez, pero no pensé, me habían dicho que te hacen lavados y ya, quería que él se asuste y deje a esa mujer y nos cuide a mo hermana y a mí.

Miguel había ingerido demasiado veneno, el gramoxone iba destruyendo el interior de su cuerpo y no sabía que estaba con morfina para que el dolor le fuera más llevadero, iba a morir, sus órganos internos se quemaban cada minuto, me habían llamado solo para "ayudarlo a morir" en palabras del médico internista, le había además inyectado un fuerte somnífero para dormir.

Intenté que me contara algo de su vida, y que me hablara de sus sueños de adolescente, le gustaba la música de Big Boy (era el año 2000), y sonreía al recordar a su mamá, mencionaba que al salir del hospital iba a pedir perdón en la tumba de su madre por haber tomado aquella acción y que iba a tratar de conversar con su padre.

No pudo decir más, la droga hacía su efecto, se iba durmiendo. Aquella noche a las 2 de la madrugada, el interno me llamó, decía que Miguel estaba gritando de dolor y que estaba muriendo en medio del más intenso sufrimiento.

Fui más temprano para verlo, pero ya había fallecido, el torpe interno estaba dando la noticia al padre del muchacho con brusquedad, sin un poco de tino, carente de empatía o temeroso tal vez por la angustia de haber pasado la noche escuchando los gritos de aquel gentil muchacho.

Durante el tiempo que tuve la oportunidad de trabajar en aquel hospital o en centros de salud, hubo otras ocasiones en que atendí a varios adolescentes por intentos de suicidio, no volví a ver morir a nadie más, pero las circunstancias de cada  intento de suicidio siempre fueron las mismas: el enojo, querer "castigar" a algún progenitor, buscar afecto, sobre todo, usar el intento de suicidio como una conducta "acting-out" que en Psicología hace referencia a un acto que sale del campo de  la reflexión, que es manejada por el impulso generado por el enojo, la frustración, la ira o el intenso dolor, muchas veces por episodios frecuentes de depresión y soledad en el adolescente, en la muchacha.

Por otra parte, en mi experiencia clínica de consultorio, aprendí a "escuchar" cuando un joven o una muchachita amenazan con suicidarse y tuve que realizar intervenciones de urgencia con los padres pues a veces, por ignorancia, porque ellos piensan que es una manipulación de sus hijos, suelen pensar que "nada va a pasar", que es "pura amenaza".

Pero el adolescente está regido aún por sus impulsos, se halla conflictuado por sus cambios frecuentes de humor o de carácter, tiende a la irascibilidad, a la espontánea irupción de conductas no reflexionadas y salidas de cualquier contexto de comprensión.

                  UNA AMENAZA DE SUICIDIO, PUEDE LLEVAR A UN INTENTO,
                  O DOS, O MÁS DE QUERER QUITARSE  LA VIDA.
               UN  INTENTO DE SUICIDIO, PUEDE LLEGAR UN DÍA
              CUALQUIERA ....A SER UNA  MUERTE REAL. 

Miguel no imaginó que iba a morir, cortó su vida en un instante de enojo, dejó a su padre anclado en la culpa, el dolor inimaginable, la desesperación.

En la terapia, se trabaja bajo el prisma de la URGENCIA, no pueden establecerse sesiones largas y tediosas de indagación de antecedentes, lo vital es identificar QUÉ OCURRE con este joven,  con esta muchacha, hay muchas razones por las cuales ocurre el intento suicida, se requieren las sesiones de terapia familiar, sobre todo aquellas de terapia breve centrada en el enfoque sistémico, que coadyuvan de manera precisa a evitar un nuevo intento, para que pueda fluír un campo de comunicación familiar, vincular, sistémico que llegue a descubrir un fondo amplio de complejas tramas familiares, donde la voz de un adolescente tuvo que hacerse escuchar a través del terrorífico intento suicida para promover movimientos terapéuticos que alcancen a todo el sistema familiar.

Hoy en día, cuando ocasionalmente escucho a Big Boy, recuerdo a aquel gentil muchachito, su sonrisa triste, la palidez de su rostro y pienso en lo importante que es "llegar a tiempo", encontrar el momento preciso en que nuestros hijos siendo adolescentes empiezan a vivir experiencias internas confusas, extrañas, ajenas al conocimiento de nosotros como padres y expreso con total certeza que es un momento en que debemos aprender a escuchar, a no juzgar, a "abrir" nuestra mente a su tiempo y su realidad de adolescente, estar a su lado aunque sea dificil... la terapia ayuda a poder realizar este encuentro especial.



miércoles, 7 de diciembre de 2016


ESTAR EN UNA TRIBU URBANA
-ES MÁS QUE SENTIRSE "EN UN GRUPO"

LPSI. Nilse Ximena Vargas Pérez
PSICÓLOGA DE ADOLESCENTES

Indudablemente para Mariana ser "emo" es lo mejor que pudo pasarle en la vida. Hace un par de meses conoció a Matías y Clarisa, dos chicos de su edad que conoció en la plazuela Cobija de Cochabamba. Recuerda que se había sentado en una banqueta para pensar en lo que le estaba ocurriendo: desde hace un par de años empezó a sentir que estaba hastiada de  la vida, que escuchar a sus padres y hermanos a diario discutir por cosas según ella "superfluas", ya no era parte de su interés y de hecho, ella había sido la protagonista principal en su infancia en este tipo de discusiones, sobre comida, salidas, derechos entre hermanos, reclamos a sus padres por querer ser el centro de atención de ellos, etc.

Pero a sus 13 años murió su abuelo, el único ser en el mundo que la conocía mejor que nadie en su casa, ni su mamá que tenía desde siempre sus accesos de histeria y somatizaciones frecuentes para atraer la atención (sus migrañas que la tumbaban en cama, dopada y ajena de  la realidad familiar), ni su padre tan ausente, preocupado por perfeccionar su carrera profesional con maestrías que realizaba o diplomados para ser el mejor "ejecutivo" de su empresa en la que es socio mayoritario.

Mucho menos sus dos hermanos mayores que andan por su cuenta entre fiestas, viajes, salidas y frecuentes gritos sobre "quién usó mis cosas", o "quién tiene la mayor cantidad de amigos", tampoco su hermanito menor que se halla recontra sobreprotegido por sus padres debido a que "apenas tiene 8 añitos" -según la madre- y a quien ve aferrada al pequeño. Claro, Mariana piensa que este pobre niño ni puede respirar solo.

Fue así, que la tristeza la fue invadiendo y le contaba esto a su abuelo materno, que vivía en un cuarto apartado de la casa, a quien cuidaban poco en realidad, aunque ella no, ella siempre estuvo a su lado. Cuando murió ella sintió que la vida se le fue, que todo lo que tenía se iba con él, ¿quién la confortaría cuando tenía ganas de llorar porque aquel chico la dejó?, ¿quién reiría de sus anécdotas de colegio?. 

La muerte del abuelo la dejó solitaria y empezó a querer saber sobre los chicos y chicas que son tan "sentimentales" como la llama con ironía su papá y sus hermanos. Un día su hermana le dijo : "pareces una tonta emo", y ella tomó conciencia de que esta palabra significaba algo, e  indagó, "alguien" en su colegio le dijo que a veces habían grupos de emos que se reunían en ciertos lugares. Aquel día ella fue a buscarlos y ahí vió a Matías y Clarisa, una pareja de enamorados de 15 años que "la escucharon", "lloraron con ella", "la hicieron sentir perteneciente a algo", "le dieron un lugar" que ella sintió perdido.

Una semana después su indumentaria era otra, su pelo recortado y pegado a la cara tapando sus ojos o medio rostro, su ropa típica de "ch¡ca emo", sus cuadernos y stickers en la mochila, su grupo amado con el que sale casi a diario. Sus padres azorados, sus hermanos que se burlan, nada le importa, ahora ha empezado a coleccionar música emo, la que la hace feliz en medio de su dolor y depresión por su vida, paradójico, ama ser "depresiva", ama ser "emo", la "chica emo" despreciada por su curso, pero "amada" en su grupo.

A los padres les aterra que sus hijos ingresen en pandillas y con dificultad distinguen la diferencia entre lo que son pandillas de lo que son "tríbus urbanas" hoy en día, ¿cuántas hay?, se sorprenderían, el punto es : ¿a cuál pertenece mi hijo o mi hija?, ¿porqué elige una?, ¿en qué momento de su vida?, ¿cómo debo proceder como madre, como padre para saber si elige esta tribu por convicción o por simple circunstancia?.

La duda y el desconocimiento, entretanto juzgan, sancionan, prohiben o etiquetan al grupo, sin saber lo que este le da a su hijo, lo que su hija encuentra allí.

Las tribus urbanas son una realidad frente a la cual debemos prepararnos como padres, conocer sus bases ideológicas, su estilo de música, los mensajes que emiten, la indumentaria que utilizan, los puntos precisos de encuentro cuando se forman estos grupos. Sólo de este modo se producirá nuevamente un ENCUENTRO, un espacio de diálogo con sus hijos, no juzgarlos, no prohibirles, no criticar su ropa o música, o lenguaje, sólo conocer y procurar acercarse a ese mundo interno que buscan ellos a través de la unión a esa tribu urbana que eligió.

En la terapia psicológica, se busca hacer que "hable" de eso que "sufre", de sus temores, de la funcionalidad en su vida que tiene la depresión, de lo que significa cortarse, o vivir sufriendo, para ellos esto "ES" funcional, y es esa "aparente funcionalidad" lo que da cuenta de su arraigo al grupo, a la tribu. El camino de recorrido es largo, se pasa del escuchar, del cuestionar con respeto y si se puede algo de ternura, a valorar lo mejor de ellos, a no quitarles su tribu, ni su creencia, sólo a permitirles nuevamente la posibilidad de creer que su "indivualidad" no implica soledad, que no requiere "apegos" peligrosos a costa de su afectividad, que a pesar de todo tienen a la mejor persona de sus vidas a su lado : ELLOS MISMOS.