viernes, 20 de enero de 2017

SI PUDIERA DECIRLES
-un tema sobre la falta de autoridad de padres-

Por: Nilse Ximena Vargas Pérez
PSICOLOGA Y PSICOTERAPEUTA DE ADOLESCENTES

¿Recuerdas Nilse cuán mala era cuando me conociste a los 13 años?, me dice con afable mirada, me conocían como la "bullinera" del cole te acuerdas?.... y cómo disfrutaba siendo la "mala" que sentía "placer" al dañar a los niños más chicos o esas chicas que consideraba "absurdas"..... mira cómo cambié gracias a "ella", suspira, y la afable mirada se torna triste y melancòlica.

¡Oye niña!, respondo, si mal no recuerdo, fuiste tú la que ayudó a que todo el colegio le diera el lugar que necesitaba, fue tu coraje y valentía desde ese día que decidiste "buscarme" y empezar a hablar sobre tí misma, de hecho, fue el conocerte a tí misma lo que hizo que la conocieras a ella y te empeñaras en darle el lugar que merecía, que merecían ambas en realidad. Liz toma mi mano, me abraza fuerte y siento ese pequeño sollozo que casi, casi había olvidado, la estaba viendo después de 5 años, una bella joven, alta, firme, segura de sí, que durante los últimos 3 años venía dedicando su vida a obras de servicio social y humanitario.

La conocí luego de un terrible incidente, había sacado una patética fotografía a una niña con cáncer de su curso, que tras la quimioterapia venía con peluca al colegio, aquella mañana Liz la convenció de ir al baño juntas para ayudarla a peinar la peluca y ponerla más lisa, le había dicho que se vería más bonita, en el baño la esperaba otra chiquilla que sacó fotos cuando Liz le pedía a Sofía que se sacara la peluca para peinarla mejor; ambas sabían que Sofía jamás se quitaba la peluca, y cuando las fotos aparecieron en la red social con memes y burla de todo aquel que comentaba y reía Sofía estuvo a punto de quitarse la vida.

Liz había sido suspendida y si no la expulsaron fue porque era pariente del Director, no obstante, después de haber realizado clases y talleres sobre bullying todo el curso se volvió contra Liz y la hicieron a un lado por primera vez en muchos años. Fue así que cuando vino a mí, era una niña destrozada, culpable, llorosa, irónica y autoagresiva y sólo quería que la ayudara a enmendar el hecho.

En la clínica psicológica con adolescentes se busca que ellos puedan identificar el tipo de  personalidad que vienen desarrollando, las situaciones de riesgo que atentan contra su integridad humana y personal, por lo que poco a poco se van desplegando situaciones de vida y aspectos que permitieron el crecimiento de ciertas conductas fuera de lugar, -en éste caso del bullying-  decimos  que se enmarcan en el plano de  las conductas perversas con riesgo de convertirse en psicopáticas.

Liz despliega una historia de extrema sobreprotección, carente de normas, donde recibe todo lo que pide sin reparo, todo, todo, excepto normas, límites, valores y sobre todo amor, al menos, no amor verdadero, ése que se basa en seguridad y normas. Ambos padres pasan fuera de casa todo el día, llegan muy tarde cuando los hijos duermen, y tampoco están con ellos fines de semana porque el trabajo nunca deja de ser. Tampoco hay discusiones ni peleas, los padres prácticamente ni se ven, Liz supone que sus padres hace mucho que dejaron de amarse y ser pareja. Las conductas perversas son lo único que logra hacer que ellos sean citados en aquel colegio de clase alta, donde reciben amonestaciones y tras lo cual no logran normar a su hija que siempre se victimiza y muestra a sus padres que ella "no es comprendida", frente a los cual los padres la vuelven a cubrir y llenar de cosas. 

Padres culpables, padres permisivos, padres incapaces de poner límites, hijos abusivos, dominantes, manipiladores, demandantes......¡¡¡pobres padres, pobres hijos!!!. Esta realidad que crece y crece ahuyentando en nuestros niños y jóvenes la función paterna, la normatividad. En lugar del afecto buscan el placer desmedido y el huír de la frustración.

Pero Liz salió de aquel lugar sola, al darse cuenta que su maldad se desbordó, cuando se confrontó con el dolor y lágrimas de Sofía que en el hospital le preguntaba ¿porqué?, y el rol cambió, Liz era quien se atormentaba por sus acciones, evocando una a una cada terrible conducta anterior, hasta que finalmente, las sesiones dieron lugar a recuperar su valor humano, a evaluar quién quería ser a pesar de que sus padres siempre la encubrirían. Mis padres nunca creyeron lo mala que era, para ellos soy su ángel a quien tienen envidia los demás, ¿porqué?, si pudiera decirles ....lo malvada que fui, si pudiera gritarles las veces que habría preferido tener menos a cambio de un poco de tiempo de ellos, si pudiera aún decirles que sin querer provocaron que sea ese horrible ser.

Liz redimío una a una sus acciones, disculpándose por aquí y allá con cuanto niño y niña maltrató y un día, decidió hacer una colecta para que ayudaran a pagar las sesiones de quimio de Sofía (que era becada en el colegio), la ayudó a estudiar, vendió  su pelo para que le hicieran una peluca y pasaba más tiempo en casa de Sofía quien poco a poco venció la enfermedad.

La psicoterapia con adolescentes con rasgos perversos funciona cuando aún la norma se puede implantar, cuando aún la culpa y verguenza que son los diques psíquicos que ayudan a conformar una personalidad más regulada pueden implantarse, sesiones con carga normativa y  afectiva, donde se cuestiona y se busca implicancia subjetiva, donde la responsabilidad por "mis acciones" surge paulatinamente y genera dolor, pesar y deseo de resarcimiento.

EN PSICOTEANS trabajamos así, mucho mejor si la familia colabora, pero si fuera el caso de que como con Liz la familia no ayuda, igual la terapia continúa con el simple deseo de "cambiar" del adolescente, con su deseo firme de ser una persona que se ame y respete para luego amar y respetar al prójimo.

PSICOTEANS atiende en Cochabamba-Bolivia (Calle Tumusla esquina General Achá), edificio Jhulises, piso 2, telf. 4505227-76925750 .



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